En estos tiempos caemos fácilmente en las garras de la superficialidad. Pretendemos cubrir nuestras necesidades de aceptación y conexión con los demás a través de transmitir mensajes en las redes sociales de una manera interminable. Pensamos que entre más mensajes y en más grupos estemos somos más populares y aceptados.
Nuestros más preciados recursos como son el enfoque, la energía física, la voluntad, el tiempo y el talento son terriblemente desperdiciados en los infinitos clics que diario hacemos en nuestro afán de estar conectados.
Para algunos, salir es mirar su celular, pero en otro lugar …
Échenle señores!?